Crónicas de Salud Latinoiberoamericana y del Caribe

El pasado 6 y 7 de octubre, en la sede de la Organización Médica Colegial de España (OMC), ubicada en Madrid, se llevó a cabo la segunda asamblea anual de la Confederación Médica Latinoiberoamericana y del Caribe (CONFEMEL), de la cual el Colegio de Médicos de Pichincha (CMP) forma parte.

CONFEMEL fue fundada en 1991 como una organización que agrupa a las entidades médicas de América Latina, el Caribe y la península ibérica (España y Portugal), y en los últimos años se han incorporado Italia, Francia e Israel, lo que la convierte en representante de alrededor de tres millones de médicos, siendo reconocida por la Asociación Médica Mundial (AMM).
Su misión principal es promover la cooperación en la formación médica continua, la defensa de la ética profesional, los derechos de los médicos y la salud de las poblaciones de los países miembros.

Escrito lo anterior a manera de introducción, paso a detallar los grandes temas que se desarrollaron durante la asamblea, de la cual, como Colegio de Médicos de Pichincha, fuimos testigos y participamos de manera presencial y activa.

Vale la pena mencionarlo, y por transparencia hacia nuestros lectores y los socios del Colegio, que nuestra asistencia a Madrid, así como nuestra presencia en Ciudad del Vaticano, en la audiencia privada que brindó el papa León XIV a CONFEMEL, fueron financiadas con fondos propios de los miembros de la Junta Directiva que asistimos a dichos eventos.

Los cuatro ejes temáticos discutidos en formato de mesas redondas fueron los siguientes:

1.- la formación médica continuada, la revalidación y la acreditación en el ámbito CONFEMEL;

2.- la violencia en el sector de la salud;

3.- a salud mental de los médicos en Iberoamérica; y

4.- el nuevo paradigma: One Health en el ámbito de CONFEMEL.

De las cuatro mesas redondas, quiero retomar lo discutido sobre la violencia en el sector salud y la salud mental de los médicos de la región. ¿Por qué?, se preguntarán ustedes.

Simplemente, porque es una realidad que está viviendo el personal de salud y los médicos que desempeñamos nuestra profesión en el Ecuador de hoy, especialmente quienes trabajan en el sector público de salud.

Con respecto a la violencia en el sector salud, los conferencistas coincidieron en que esta dejó de ser un hecho aislado para convertirse en un fenómeno sostenido y en expansión. Además, expusieron que existe un importante subregistro de casos producto de la falta de denuncias formales, lo que impide dimensionar la magnitud del problema y construir políticas públicas eficaces.

Una mirada crítica al rol del sistema fue expuesta por el Dr. Rommel Pereira, de Bolivia:

“Un paciente bien atendido, satisfecho y tratado con calidez no será violento”.

Sostuvo que el deterioro del sistema repercute en la atención y empuja al profesional a enfrentar situaciones para las cuales muchas veces no cuenta con herramientas institucionales adecuadas. En otras palabras, el personal de salud no es responsable de los problemas crónicos que padecen los sistemas de salud, tales como el desabastecimiento de medicamentos e insumos médicos, entre otros; hay una negligencia institucional que los usuarios del sistema no logran visualizar, y lo más fácil es agredir de diferentes formas al personal que los atiende.

Al cierre de esta mesa, los participantes coincidieron en que la violencia hacia los médicos es una amenaza creciente que compromete la calidad de la atención, lesiona la relación médico-paciente y debilita los sistemas sanitarios.

Cuando comparamos este problema regional con la realidad ecuatoriana, notamos que son muy similares, excepto porque en nuestro país la violencia hacia el sector salud es tolerada por las propias autoridades, al permitir que los usuarios violenten la Ley de Derechos y Deberes de las Personas Usuarias del Sistema Nacional de Salud, que en su artículo 8, literal c), establece:

“Las personas usuarias deben tratar con respeto y consideración al personal de salud que las atiende, sea este profesional, técnico o administrativo.”

¿Por qué afirmamos lo anterior? Un ejemplo frecuente es que pacientes o familiares graban con sus teléfonos celulares y difunden en redes sociales su inconformidad con la atención brindada, sin el consentimiento del personal de salud. Dicho material es, en ocasiones, utilizado por las autoridades sin realizar una investigación seria ni seguir el debido proceso, para sancionar o separar al personal involucrado.

Todo lo anterior contribuye a afectar la salud mental de los médicos, tema que fue abordado en otra de las mesas redondas. Los participantes manifestaron que este fenómeno no es nuevo.

Datos de 2015, de un estudio publicado por Mata et al. en la revista JAMA, mostraron un 28,8% del personal de salud con síntomas depresivos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogó el burnout como enfermedad ocupacional en 2019, y datos más recientes (2024) indican que afecta a más del 50% de los médicos.

Además, se destacó que el acoso psicológico en el trabajo es una forma de violencia que favorece la depresión y el burnout.

Como Colegio de Médicos de Pichincha, nos comprometemos a impulsar y participar en iniciativas regionales que permitan analizar este fenómeno en nuestro país, con el objetivo de visibilizar su impacto y promover políticas de bienestar y salud mental en el gremio médico ecuatoriano.

Para finalizar, al cierre de esta asamblea, y luego de expresar públicamente ante los miembros de CONFEMEL la situación delicada que atraviesa el personal de salud en el Ecuador, se resolvió elaborar un comunicado de apoyo y reconocimiento al trabajo que realiza el Colegio de Médicos de Pichincha, así como un llamado respetuoso al Gobierno ecuatoriano para establecer un diálogo con todos los actores del sector salud, con el objetivo de construir políticas sanitarias que garanticen condiciones dignas para los profesionales y mejor atención para la ciudadanía.

Atentamente,
Juan Francisco Pasquel Beltrán
Presidente del Colegio de Médicos de Pichincha

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